Un y dos o más Nuevos Ordenes Mundiales son posibles pero el menos probable es aquel que beneficie a las mayorías.
Un nuevo orden mundial tiene que llegar, no necesariamente el New World Order tendría que ser negativo, lo negativo estaría en cuál de los caminos a ese nuevo orden tomamos, por desgracia creo que estamos siendo arreados (sí, como corderos o bestias) hacia un nuevo orden que conviene a la élites para controlar todavía más al mundo y, por desgracia, no vamos por nosotros mismos a un nuevo orden que de verdad sea conveniente para la mayoría. Y es que es más fácil que un club de 20 ó 100 personas se ponga de acuerdo a que lo hagamos miles de millones porque no sabemos y/o no podemos organizarnos y gobernarnos a nosotros mismos, por muy civilizados que nos creamos, por muy modernos que sintamos que somos, seguimos siendo un rebaño de ovejas, para la élite somos ganado aunque no nos guste o no lo creamos.
Estamos hartos de este sistema y es lo más adecuado protestar y buscar un cambio pero, creo que no estamos viendo realmente quien es y como actúa nuestro principal enemigo, las élites, porque no es tanto el sistema sino quienes lo crearon y ellos son quienes siguen marcando el rumbo, diciendo directa o indirectamente por donde debemos de ir, nosotros no lo estamos definiendo, son ellos. Están muy entusiasmados porque ven llegar su nuevo orden mundial y, complacidos, muestran en sus grandes medios (CNN, BBC, Russia Today, CCTV) a las multitudes decepcionadas por el capitalismo «Capitalism it’s not working» dicen muchas mantas, esas multitudes parecen estar dispuestas a aceptar cualquier otro sistema, con tal de salir de el actual, sin importar si ese otro sistema al que entremos sea uno totalitario, con libertades más restringidas y en general con más privilegios para esa élite que lo ha planeado para llevarnos a ser los siervos de este gran feudo global disfrazado de Nueva Era, me recuerda a lo que en México nos ha pasado, había gran algarabía por sacar al PRI de Los Pinos que se creyó y acepto la peor opción para hacerlo y ahora estamos como estamos. Me gustaría equivocarme y que el rumbo que se tome sea hacia una sociedad más justa, donde el ser humano sea más importante que los bienes materiales, donde no haya ese abismo entre ricos y pobres, donde no sean unos pocos privilegiados los que se beneficien a costa del sufrimiento de los muchos. Pero creo que, desafortunadamente, estamos yendo por donde no nos conviene porque no estamos preparados para ser nosotros mismos quienes planeemos nuestro futuro.
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Protestas en Europa contra el G-20
Protestas en Londres, Berlín, Francfort, Viena y París contra la pobreza y el Grupo de los 20
Manifestación en GB contra el sistema financiero mundial y la pérdida de trabajos
Londres, 28 de marzo. Miles de personas salieron hoy a las calles de Londres, Berlín, Francfort, Viena y París para exigir medidas contra la pobreza, el desempleo y el cambio climático, en el comienzo de una semana de protestas por la celebración de una cumbre de las 20 economías más desarrolladas y emergentes del mundo, el llamado Grupo de los 20 (G-20), que tendrá lugar en la capital británica.
Mientras, en 90 países del mundo se realizó la Hora del Planeta, una campaña que promueve un apagón de una hora para los edificios públicos y viviendas, que quedarán a oscuras para luchar contra el cambio climático.
Bajo el lema «Trabajo, justicia y protección contra el cambio climático», los manifestantes británicos salieron a las calles de Londres para protestar contra el sistema financiero mundial y la pérdida de puestos de trabajo.
Por miedo a que se produjeran disturbios, hubo un despliegue de miles de policías. La marcha se desarrolló pacíficamente.
Unas 35 mil personas, según la policía, participaron en la protesta bajo la consigna «La gente primero», que convocaron más de 150 sindicatos y grupos pacifistas y ecologistas. Se trató de la primera manifestación de una serie de protestas antes de la conferencia del G-20, el jueves 2 de abril.
Brendan Barber, secretario general de la Confederación Sindical Británica, dijo que «la gente tiene motivos para sentirse furiosa. Ya es hora de que se produzca un cambio». La marcha no es un lugar para alborotadores, agregó.
Para el próximo miércoles se prevén más protestas en la City, el centro financiero de Londres.
En Berlín, miles de personas se manifestaron contra la política que aplica el G-20, pero la marcha, que comenzó de manera pacífica, se vio alterada cuando cientos de manifestantes se enfrentaron con la policía cerca del Ayuntamiento Rojo de la capital alemana.
Las manifestaciones de protesta, convocadas por sindicatos, asociaciones ecologistas y pacifistas, llevaban el lema «Nosotros no pagamos por su crisis».
Los congregados exigieron en sus pancartas y folletos que sean los bancos los que paguen por la crisis económica global y no los empleados y los más pobres.
Cerca de 15 mil personas, según fuentes policiales, y unas 25 mil, según los organizadores, tomaron parte en la manifestación de Berlín, pero la policía contó sólo 12 mil, en tanto que 25 mil, de acuerdo con los organizadores, se manifestaron en Francfort.
En Viena, la capital de Austria, cerca de 6 mil 500 personas se reunieron en el centro de la ciudad y mostraron pancartas en las que se leía «Si el mundo fuera un banco, ya lo habrían salvado».
Al menos 200 manifestantes protestaron en París contra la reunión del G-20, y colocaron varios sacos de arena a las afueras de la bolsa de valores, en alusión a la utilización de paraísos fiscales.
Por otro lado, Australia abrió este sábado la Hora del Planeta, una campaña que promueve un apagón de una hora para luchar contra el cambio climático.
Entre los más de 90 países que este año tomaron parte del evento, estuvieron debutantes como China –un poderoso consumidor de energía y contaminante– y el centro industrial asiático de Singapur.
Desde la Opera House y el Harbour Bridge de Sidney a la Torre Eiffel de París y el Parlamento en Londres, las luces se apagaron para alentar a las personas a reducir su consumo de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero, provenientes de la quema de combustibles fósiles.
Otros importantes edificios que apagaron las luces fueron las Torres Petronas de Kuala Lumpur, el Banco de Reserva en Bombay, el domo de la Basílica de San Pedro en Roma, las pirámides de Egipto y la Acrópolis en Atenas.
«La razón primordial por la que hacemos esto es que queremos que la gente piense, incluso si solamente es por una hora, lo que pueden hacer para bajar sus emisiones, e idealmente llevar eso más allá de la hora», declaró el director ejecutivo de la Hora del Planeta, Andy Ridley.
En 2008, unos 50 millones de personas en más de 35 países se sumaron a la campaña.
La iniciativa nació en Sidney en 2007, donde más de 2 millones de personas apagaron entonces las luces, y se ha extendido a 3 mil 929 ciudades, pueblos y localidades de cerca de 90 países.