Por Amalia Rivera (La Jornada)
Estados Unidos aprendió bien la lección: sabe que no puede ganar ninguna guerra en ninguna parte del mundo, y que ha perdido su patio trasero más cercano, México, el cual es un Estado de derecho fallido que avanza rápidamente hacia la colombianización, y uno de los pocos Estados que aún permiten a EU imponer una nueva ofensiva imperialista para defender sus intereses económicos y geopolíticos en la región. Así lo asegura el internacionalista James D. Cockcroft, fundador de la Coordinadora Internacional de Redes en Defensa de la Humanidad, quien se define orgullosamente como un “gringo antigringo”.
Cockcroft es un apasionado de México que ha dedicado muchos años de su vida a investigar y rescatar “la historia robada por las clases dominantes de ambos países”, según explica. A mediados de los años sesenta difundió en importantes revistas estadunidenses las dificultades económicas que sufrían los mexicanos del valle de Mexicali a causa de