Mitos y opinomanía
Arsinoé Orihuela
Colectivo La Digna Voz
Luego de navegar la cuota diaria de horas obligatorias en el ciberespacio, y recorrer los pantanosos fondeaderos de la comunicación digital (léase redes sociales, portales noticiosos etc.), (mal) hábito que penosamente desarrollé –no sin heroica resistencia– tras el estallido del movimiento cientotreintaydosino, forzado además por el alto costo de la exótica usanza de la tinta impresa, asaltóme un sentimiento oscilante de abatimiento, desconsuelo y amargura, con una extraña proximidad al encabronamiento simple y llano. Y es que –pese al extraordinario volumen de escritos inestimables que circulan en la web– la depravación opinomaniaca que campea en los foros de discusión es un signo apenas demostrativo de una ignorancia desenfrenada, un analfabetismo político que a nuestro juicio cabe denunciar, condenar enérgicamente, aunque no con recordatorios de madre, más bien, con una contra argumentación que, sin conceder demasiada importancia a la incontinencia verborreica, arroje luz sobre la creciente emergencia de mitos, opiniones e ideas manipuladas que nublan la inteligencia del ciudadano común.
Mito #1: Sin capitalismo no hay