Por Juan Diego García
La actual revolución liberal-conservadora que a su modo y manera asumen como ideario prácticamente todas las burguesías del mundo continúa su avance triunfal en el propósito de resucitar las líneas básicas del capitalismo clásico.
Facilitada por los avances de la Revolución Tecnológica y por los profundos desajustes que se han producido en la izquierda como fruto de la represión salvaje en la periferia del sistema (el llamado Tercer Mundo) y de la crisis en el movimiento obrero de inspiración marxista en Europa luego del derrumbe del campo socialista, la burguesía no ve la necesidad imperiosa de introducir cambios en su estrategia neoliberal (que es mucho más que un modelo económico) profundizando en el desmantelamiento del Estado del Bienestar en Europa, reduciendo a casi nada el gasto social en los Estados Unidos y llevando a límites extremos su ofensiva en Asia, África y Latinoamérica. En armonía con