Érika Barrón fue expulsada violentamente de una reunión privada con Peña Nieto tras trasladarle una sugerencia en relación al caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, estado de Guerrero. Según su testimonio, le entregó al presidente un papel que decía «Pide perdón», pero el gobernante no lo leyó y lo rompió inmediatamente.
«Creo que él [Peña Nieto] estaba en un evento privado pero es una persona pública y creo que se le puede someter a una recomendación que fue escrita: yo la escribí en un ‘post-it’ de 10×12 centímetros», dijo.
Barrón ha añadido que «estaba dando un besamanos [saludando a sus simpatizantes] y estaba a tres pasos míos; en ese momento se acercan dos gorilas y me jalan. Les digo que no me toquen porque lo único que le estoy diciendo es que pida perdón».