El hambre está «inextricablemente relacionada con el aumento de las presiones sobre la tierra, el agua y las fuentes energéticas», según el informe. Las inversiones o acuerdos agrícolas internacionales están aumentando y la mayoría tienen lugar en regiones subsaharianas donde el arrendamiento del terreno es barato y los niveles de hambre elevados.
Dos de los tres países con unas cifras «extremadamente alarmantes» de hambre son Burundi y Eritrea, seguidos de Haití, según el informe del GHI, publicado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) y las organizaciones Welthungerhilfe (alemana) y Concern Worldwide (irlandesa).