…y la sumisión de los demás!!! | Lo único que se necesita para que triunfe el mal, es que los hombres buenos hagan nada. Edmund Burke. Escritor y pensador político irlandés. 1729-1797
La mayoría de padres y madres de esta generación no se preocupan del consumismo de sus hijos porque ellos lo hacen también, sí acaso se preocupan es cuando ven en sus hijos daños en su salud y a veces ni así. Tal vez la excepción sea el consumo de drogas, eso sí les preocupa un poco más pero sigue ocurriendo lo mismo, terminan dándose cuenta ya que están en el problema. Igualmente pasa con el uso excesivo de la tecnología, principalmente el uso de los teléfonos celulares pero, en general el uso de las nuevas tecnologías para comunicarse, es un hábito que comparten tanto padres como hijos y puede ser tan dañino como los anteriores, de hecho está dañando tanto a padres como hijos y no nos damos cuenta o no quieremos aceptarlo, el sistema de consumo hace parecer este hábito como más normal cuando en realidad está creando una generación zombie, enajenada, que cree que está bien serlo, que disfruta serlo.
El sistema nos quiere robotizados y nos vamos a dar cuanta que somos robots demasiado tarde, como ha pasado con muchos mexicanos que no creían en los fraudes electorales, que creían que el gobierno era para beneficio de los ciudadanos y las reformas privatizadoras de sus políticos eran para mejorar nuestra economía y es hasta ahora que más gente se da cuenta que no. Lo mismo pasa con las redes sociales y llegará el día que nos demos cuenta del daño social, entonces trataremos de salir de la trampa y para entonces puede que sea demasiado tarde.
Tal vez el filósofo del video nos haga reflexionar un poco:
“La mujer, desesperada por obtener las mejores ofertas en la tienda de descuento Wal-Mart, regó con un spray de pimienta a las personas que esperaban con la intención de alejarlas de la mercancía que ella quería”. Ésta podría ser la escena de una película de Pedro Almodóvar si no fuese porqué la imagen pertenece a la realidad y tal relato fue publicado, el 25/11/2011, en el periódico Los Angeles Times.
Visto lo visto podríamos sugerir que frente a los grandes centros comerciales, y aún más en época de rebajas, se colocaran grandes carteles advirtiendo que “consumir perjudica gravemente su salud”, al más puro estilo de las Autoridades Sanitarias. Y es que el consumismo irracional, superfluo y no necesario, que promueve el sistema capitalista, no sólo puede afectar de manera inesperada y contundente nuestra salud vía “ataque de spray pimienta” sino que sobre todo afecta la “salud” del planeta.
Sólo por poner un ejemplo, si todo el mundo consumiera como
Anonymous lanza hoy 17 de septiembre de 2011 Op Occupy Wall Street:
Estamos viviendo una rara crisis y un momento de oportunidad. Las naciones industrializadas occidentales están siendo masticadas por el monstruo financiero que ellas mismas crearon. Esto está desatando un estado de ánimo que oscila entre la rabiosa negación y los ataques de pánico. Parece que hay algo a punto de romperse, abriendo el espacio para una necesaria transformación y para la labor de repensar radicalmente los asuntos económicos globales. Los eventos juegan perfectamente a favor de nuestra ocupación de Wall Street el día 17 de Septiembre.
Así que … ¿podemos en la izquierda aprender algunos trucos nuevos ? (leer más)
Pero no basta con eso, sería necesario tomar más acciones como que quienes estén conscientes y quieran participar tomen carreteras, aeropuertos, oficinas públicas y de corporaciones, un PARO GENERAL, no asistir al trabajo, disminuir el consumo, sólo comprar lo verdaderamente necesario, etc. Sólo así puede
«En vez de disfrutar de lo que la Era Progresista anticipaba –una evolución hacia el socialismo, con un Estado capaz de suministrar las infraestructuras básicas y de satisfacer otras necesidades mediante subsidios—, a lo que estamos asistiendo en nuestro tiempo es a una recaída en un neofeudalismo.
Colapso global: La crisis como coartada y la emboscada de Obama a los derechos sociales
La diferencia, evidentemente, es que esta vez la sociedad no está controlada por militares terratenientes. Las finanzas cumplen hoy el papel que antaño cumplió la fuerza militar. En vez de estar atadas a la tierra como en el feudalismo, las familias de nuestros días pueden donde les da la gana, siempre que contraigan una deuda de por vida para pagar la hipoteca de cualquier vivienda que compren. Nuestra sociedad no paga una renta de la tierra ni tributa a los conquistadores; nosotros pagamos a los banqueros. Así como el