¿Por qué un contrarevolucionario como Argumedo en el show calderonista del Bicentenario?
En el desfile del 15 de septiembre pasado, con motivo del bicentenario destaco una figura de 20 metros de altura llamada El Coloso, que representa al contrarrevolucionario y traidor Benjamín Argumedo, quien apoyó el levantamiento reaccionario de Pascual Orozco contra Madero, reconoció al gobierno usurpador de Victoriano Huerta y combatió a los revolucionarios. ¿Por qué se le dio realce a una figura con ese perfil histórico? Pues porque eso es lo que son quienes están en el gobierno actual, contrarevolucionarios, conservadores, mejor conocidos como neoliberales.
Para entender mejor como se han desenvuelto en nuestra historia hasta llegar al presente y ocupar el poder veamos el siguiente artículo:
La contrarrevolución mexicana
por Edgar González Ruiz*
Católica, conservadora y acaudalada, la contrarrevolución mexicana se opuso a Francisco I Madero, apoyó a Victoriano Huerta y organizó las llamadas guerras cristeras: la primera, de 1926 a 1929, y la segunda, de 1934 a 1940, contra el gobierno de Lázaro Cárdenas, para, finalmente, hallar cierta afinidad con la política de Manuel Ávila Camacho, quien comienza a dar marcha atrás a las conquistas revolucionarias.
Tanto el Partido Acción Nacional (PAN) –creado en 1939 como expresión de la derecha anticardenista y profranquista– como los grupos político religiosos que lo han nutrido, como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), la Unión Nacional de Padres de Familia, los Caballeros de Colón, y muchos otros, sin olvidar la Unión Nacional Sinarquista, nacen de esa tradición que se opone al Estado laico y al bienestar de la mayoría, en aras de los grandes intereses económicos.
Cronista acucioso de la gesta revolucionaria, el periodista Alfonso Taracena hizo una crónica día por día de la Revolución y la contrarrevolución mexicana, que abarca hasta 1940 y de la cual vale la pena recordar algunos pasajes, ahora que vivimos bajo un gobierno nacido de la contrarrevolución.
El 19 de enero de 1913, Taracena comentaba que, como parte de los preparativos del cuartelazo contra Madero, en el templo de La Profesa se reunía el embajador estadunidense Henry Lane Wilson con varios políticos y militares mexicanos, incluidos Victoriano Huerta y el arzobispo José Mora y del Río, “para buscar la forma de acabar con el gobierno de Madero”.