Conferencia magistral
7ª Jornada Mundial de Vanguardia Científica
Organizada por las Universidades Autónoma Chapingo y la Metropolitana.
En la actualidad el agua es considerada como el negocio del siglo XXI, el cual representa una fuente de recursos, por lo menos 500 mil millones de dólares: “Es una industria que puede ser equiparable a la guerra que significó el petróleo-gas en el siglo XX, lo cual forma parte de los juegos geoestratégicos de las superpotencias como es Estados Unidos”, aseguró el profesor investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), doctor Alfredo Jalife-Rahme
En medio de la abundancia hidráulica en el planeta, se presenta una severa escasez del líquido: “Casi mil millones de personas son forzadas a beber agua contaminada, mientras que otras 2 mil 300 millones carecen de ella, y esto no es otra cosa más que el reflejo de la desigualdad global de neoliberalismo y la lacerante disparidad mundial en todos los rubros”.
Al referirse a la situación de México, el investigador de la UNAM comentó que las reformas son un “suicidio”, en particular, por la explotación ecocida del shale gas, la cual tiene su origen en los Estados Unidos: “Las trasnacionales petroleras/gaseras usan productos del fracking que contienen sustancias químicas que son carcinógenas, se encuentran reguladas bajo la enmienda del agua potable segura y están enlistadas como contaminantes de la atmósfera”.
Asimismo, consideró que la Ley General del Agua, tiene 10 focos rojos para los mexicanos, pues se pretende hacer un acueducto, para conectar a Monterrey con el río Pánuco, el cual está concesionado por 27 años; contempla altas tarifas para que las empresas garanticen la recuperación de su inversión; aseguran de esta manera el agua para el fracking mediante concesiones.
Aunado a la sobreexplotación de cuencas, despojo a comunidades para dar agua a trasnacionales: los ejidatarios tendrían que solicitar ser concesionados para manejar el agua de sus tierras y los sistemas comunitarios de agua serian municipalizados o concesionados a empresas y el derecho que se tiene para tener acceso al agua, contempla solo 50 litros por día; además habrá un desentendimiento frente a desastres naturales, pues la población “por si misma” con auxilio de la autoridad conservará y dispondrá de agua en caso de emergencia.
Estableció que esta ley contempla la prohibición de estudios independientes y habrá inacción frente a la mala calidad del agua potable: CONAGUA no ha tomado ninguna medida para revertir que 33% de las poblaciones urbanas depende de acuíferos con niveles tóxicos de plomo, flúor y arsénico.
Ante un auditorio lleno de estudiantes y profesores, el doctor Alfredo Jalife-Rahme, dijo que el agua no es una mercancía de intercambio trivial ni de negocio para maximizar ingresos: pertenece a la agenda eterna de los inalienables «derechos de supervivencia» del género humano, que reclaman una solución biosférica, es decir, de solidaridad colectiva. (Fuente)