La mayoría de padres y madres de esta generación no se preocupan del consumismo de sus hijos porque ellos lo hacen también, sí acaso se preocupan es cuando ven en sus hijos daños en su salud y a veces ni así. Tal vez la excepción sea el consumo de drogas, eso sí les preocupa un poco más pero sigue ocurriendo lo mismo, terminan dándose cuenta ya que están en el problema. Igualmente pasa con el uso excesivo de la tecnología, principalmente el uso de los teléfonos celulares pero, en general el uso de las nuevas tecnologías para comunicarse, es un hábito que comparten tanto padres como hijos y puede ser tan dañino como los anteriores, de hecho está dañando tanto a padres como hijos y no nos damos cuenta o no quieremos aceptarlo, el sistema de consumo hace parecer este hábito como más normal cuando en realidad está creando una generación zombie, enajenada, que cree que está bien serlo, que disfruta serlo.
El sistema nos quiere robotizados y nos vamos a dar cuanta que somos robots demasiado tarde, como ha pasado con muchos mexicanos que no creían en los fraudes electorales, que creían que el gobierno era para beneficio de los ciudadanos y las reformas privatizadoras de sus políticos eran para mejorar nuestra economía y es hasta ahora que más gente se da cuenta que no. Lo mismo pasa con las redes sociales y llegará el día que nos demos cuenta del daño social, entonces trataremos de salir de la trampa y para entonces puede que sea demasiado tarde.
Tal vez el filósofo del video nos haga reflexionar un poco:
Las redes sociales son una trampa: Zygmunt Bauman
Se pueden ver la entrevista completa, está en youtube pero puede que sea mejor alejarse de la red por un tiempo y convivir con otras personas en la calle.
Zygmunt Bauman es sociólogo, filósofo y escritor, interesado en el movimiento obrero, la desigualdad social, el consumismo, la globalización y sus efectos. Muchos lo consideran un pesimista pero yo creo que no lo es tanto, en la cuestión de el uso de las tecnologías por ejemplo, dice:
«Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.»
En la entrevista del video le preguntaron si las redes sociales han cambiado la forma en que la gente protesta, o la exigencia de transparencia. Usted es escéptico sobre ese “activismo de sofá” y subraya que Internet también nos adormece con entretenimiento barato. En vez de un instrumento revolucionario como las ven algunos, ¿las redes son el nuevo opio del pueblo?
Él respondió:
La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo. El papa Francisco, que es un gran hombre, al ser elegido dio su primera entrevista a Eugenio Scalfari, un periodista italiano que es un autoproclamado ateísta. Fue una señal: el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa.
Pues para concluir, seguramente las TIC tienen lados negativos pero darse cuenta de sus trampas y efectos dañinos puede ser el principio para cuidarnos de ellos y en lugar de quedar atrapados usarlas en beneficio de todos. Crear comunidad en lugar de redes sociales sigue siendo lo más saludable.