Tiros en el estadio
Por Raúl Ochoa (Proceso)
A raíz de la balacera ocurrida el sábado 20 en el estadio Nuevo Corona, de Torreón –testimonios confiables recogidos por Proceso aseguran que sí hubo tiros dentro del inmueble deportivo–, la violencia desatada por la guerra entre el gobierno calderonista y los grupos del crimen organizado va adquiriendo nuevos matices. Ahora, las acometidas de los criminales buscan un efecto de pánico colectivo…
TORREÓN, COAH.- “Me consta que los delincuentes ingresaron perfectamente armados al estadio”, asegura el analista deportivo Juan Gómez Junco tras la balacera que mantuvo al estadio Nuevo Corona al filo del colapso.
El titular del programa televisivo Futbol total, que se transmite en Multimedios y tío del comentarista Roberto Gómez Junco, recrea una parte de la historia: “El compañero José Juan Vázquez –cronista de Multimedios Torreón– afirma haber visto los chispazos del fuego producido por las armas adentro del estadio, justo atrás de la portería norte donde se encontraba Federico Vilar”, guardameta del club Morelia.
Gómez Junco, quien también conduce el programa radiofónico Las cartas sobre la mesa, puntualiza: “Tres compañeros de Multimedios aseguran haber visto llegar por la zona norte del estadio a cuatro hombres armados que gritaban: ‘ahora sí se los va a cargar su chingada madre’. Los sicarios entraron a pie desde el estacionamiento, donde descendieron de un Shadow blanco”.
Con voz agitada, José Juan Vázquez, quien durante toda la transmisión se mantuvo atrás de la portería de Vilar, describió así el momento: “Estoy oyendo los disparos. ¡Las detonaciones vinieron detrás de la zona del restaurante! Me da la impresión que se desplazaron al estacionamiento. Ya escuché dos vidrios. ¡Las denotaciones están detrás de mí! Son disparos continuos. Me da la impresión que son de metralletas. El túnel está lleno de luces, se ha prendido una sirena de la ambulancia… las detonaciones continúan…”.
Un día después, el club Santos, propiedad de Grupo Modelo –también dueño del estadio–, mostró los estragos del enfrentamiento entre el grupo armado con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Torreón. En su recuento de daños, la directiva detalló que la fachada y otras áreas del inmueble recibieron múltiples impactos de balas:
“Un cristal de las oficinas de TV Azteca, una de las rampas de acceso al sótano, la estructura poniente del estadio, la barda perimetral del Nuevo Corona, así como una de las suites del nivel Estrella fueron blanco de balas perdidas”, difundió el club en un comunicado que confirmó la versión oficial de que todos los disparos se produjeron en el exterior del estadio. La suite está marcada con el número 6, y de acuerdo con reporteros locales consultados por el semanario pertenece al establero Jorge Fernández.
El equipo se apresuró a desaparecer la escena. No reportó los casquillos en el interior del inmueble y el martes ya tenía personal de albañilería que cubrió la parte afectada del inmueble. Además, la PGR, que llegó cinco días después de los hechos, decidió solamente coadyuvar y no hacerse cargo de las investigaciones.
El estadio de Grupo Modelo cuenta con un exclusivo piso –el cuarto nivel, denominado Estrella– que dispone de costosas suites que durante los días de juego del Santos alojan a la élite de empresarios y pudientes de la Comarca Lagunera, quienes pagaron por este lujo hasta 1 millón 250 mil dólares.
Privilegios
Todavía el miércoles 24, durante un recorrido por las instalaciones, Proceso atestiguó que hubo perforaciones de entrada y de salida sobre las rejas que delimitan el coso con la autopista Torreón-San Pedro. Ello indica que la agresión habría sido repelida desde el interior de las instalaciones del estadio.
El incidente también dejó al descubierto otra enorme irregularidad de la cual son responsables el estadio y la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut): la presencia de escoltas armados.
El Nuevo Corona tiene prohibido que el público ingrese a las instalaciones con alimentos y bebidas, dado que todo se comercia en el interior del inmueble. En cambio permite que los escoltas de los empresarios y de la clase pudiente entren a las instalaciones completamente armados, sin ninguna clase de restricciones.
Autoridades locales consultadas por este semanario confirman que los civiles que aparecieron armados en el interior del estadio son escoltas de empresarios. Asimismo, reconocen que no puede descartarse la presencia de gente vinculada con la delincuencia organizada durante el juego. Algunos aficionados también aseguran haber visto un movimiento inusual de escoltas armados en el interior y en las inmediaciones del inmueble.
Ahora las familias adineradas deberán prescindir de sus elementos de seguridad armados en el estadio. Y es que el impacto de la inseguridad en el Nuevo Corona obligó al alcalde de Torreón, Eduardo Olmos, a tomar una medida preventiva: “Todos las escoltas van a estar afuera del estadio y nadie podrá estar armado adentro”. En entrevista con Proceso, el alcalde municipal asegura que esta regla se aplicará a partir del próximo juego en casa del equipo Santos.
La balacera entre delincuentes y la Policía Municipal ocurrida el sábado 20 obligó a suspender el partido de la jornada 6 del torneo Apertura 2011 entre Santos y Morelia cuando se jugaba el minuto 40. La violencia, derivada de la lucha contra el narcotráfico, había tocado ya al futbol profesional del país.
La transmisión en vivo por TV Azteca y la cadena estadunidense ESPN mostró las imágenes de pánico que se vivieron en el estadio cuando los jugadores huyeron hacia los vestidores con gran rapidez y gran parte de los casi 20 mil espectadores se lanzaron pecho a tierra en busca de un refugio en las gradas. Otros saltaron al terreno de juego tras las detonaciones que supuestamente se originaron en las afueras del estadio.
“Fueron tres minutos de balacera ininterrumpida y de pánico que se nos hicieron eternos”, relata Franco de la Fuente, integrante de la Porra Tribu, del equipo Santos. Dice que en esos momentos los celulares se bloquearon durante un lapso de 10 minutos: “No salían ni entraban llamadas. La mayoría de los celulares tenían la señal en cero.
“Asistí al juego con mi novia y mi hermano de tres años. Pensamos que la gente armada estaba en la explanada y que eran unos suicidas que entraron a balear a la gente del estadio. Corrimos para protegernos con algo de concreto porque sólo nos protegía la banca, que es de vil plástico. La balacera fue en la portería norte. Nos guiamos por el sonido de los disparos y después vimos que corrimos al lado equivocado. Pudo terminar en una tragedia”, dice De la Fuente.
Cuando ocurrían los hechos TV Azteca, uno de los socios principales de la Federación Mexicana de Futbol y propietaria de los equipos Morelia y Jaguares de Chiapas, interrumpió la transmisión. Sin embargo, las dramáticas escenas ya habían comenzado a recorrer el mundo.
Atentados
El lamentable episodio produjo una confrontación abierta entre las autoridades federales y las locales. Por un lado, el gobierno de Felipe Calderón afirmó el martes 23 que los sicarios iban directamente contra el director de Seguridad Pública de Torreón, Adelaido Flores, quien niega que eso sea verdad. Afirma al reportero que por su disciplina y formación castrenses no se empeñará en desmentir la afirmación del subsecretario de Gobernación, Juan Marcos Gutiérrez.
Sin embargo, reconoce que ha sido objeto de un par de atentados. El primero, dice, ocurrió el pasado 24 de julio a escasa distancia del estadio, cuando un comando armado abrió fuego contra las unidades de la Secretaría de Seguridad Pública de Torreón.
Añade que, días después, el 2 de agosto, un grupo armado atacó las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública. Insiste en que él no era el objetivo en los incidentes del 20 de agosto y afirma que tiene la forma de comprobarlo.
La sede de la Secretaría de Seguridad Pública aún muestra estragos de las ráfagas de armas de alto calibre, entre ellos los cristales perforados del módulo de vigilancia, además de algunos impactos en el edificio rodeado de trincheras montadas con costales de arena.
Luego del tiroteo, la normalidad no ha regresado. El estadio sigue resguardado por al menos 10 elementos de seguridad privada. El plantel de jugadores y cuerpo técnico es custodiado de manera permanente por otros cinco efectivos, mientras que un par de patrullas de la Policía Federal protege el autobús que el pasado martes trasladó al equipo alterno –de suplentes– a la terminal aérea, en vísperas de su viaje a El Salvador.
En medio de ese ambiente enrarecido, las esposas de algunos jugadores acuden al gimnasio del complejo ataviadas en ajustadas mallas y a bordo de lujosos autos que conducen sin las mínimas medidas de seguridad.
A decir de la directiva, los jugadores decidieron “no hablar más” del tema, pero el silencio también se extiende al club. En sus conferencias de prensa ya no incluye a dos jugadores y tampoco se permite el acercamiento de los reporteros con los futbolistas, quienes durante toda la semana entrenaron a puertas cerradas en las canchas alternas del Nuevo Corona.
El martes 22, el entrenador del Santos, Diego Cocca, único asistente a la conferencia de prensa, pese a que se anunció la presencia de un jugador, contó al reportero que no ha considerado hacerse de un equipo de seguridad personal. “Vivimos en Torreón”, sentenció el argentino.
Tres días después de haberse refugiado atrás de la banca, Cocca dice: “El domingo en la mañana entrenamos como un día normal y vinimos a laborar como todo el resto de la gente del equipo. A nivel de club ya pasó, fue un episodio. Ahora la gente que tiene en sus manos la seguridad de los ciudadanos tendrá que tomar cartas en el asunto”.
Espera que esta experiencia haya sido un serio aviso a las autoridades para evitar que vuelva a suceder. “Que tomen cartas en el asunto para que no pase a mayores, para que no haya un muerto y recién ahí se den cuenta que tienen que hacer algo”.
El lunes 22, el delantero ecuatoriano Cristian Benítez reconoció que la violencia e inseguridad en La Comarca Lagunera lo orillaron a solicitarle su cambio a la directiva santista. Hoy juega para el equipo América.
En entrevista con este semanario, el exfutbolista Jared Borgetti, quien nació en Sinaloa –otra entidad afectada por la violencia, las extorsiones y las ejecuciones– y radica en Torreón desde hace 15 años, comentó en enero pasado:
“Cuando las cosas se ponen graves, en ocasiones decido no salir, quedarme en casa sin hacer nada. Hoy aquí en la ciudad ya no hay discotecas; no sé quién las cerró. La vida ha cambiado y no puede ser que tampoco puedas disfrutar lo que quieres por miedo a que te lo quiten… me da temor que eso ocurra.
“Intento llevar mi vida lo más normal posible, pues no le debo nada a nadie. No tengo por qué temerle a nadie. ¿Qué puedo hacer si alguien llega y me quiere hacer daño? En ese sentido uno tiene que estar tranquilo. Tampoco quiero agobiarme y vivir con la incertidumbre de que mañana me puede pasar algo”, aseguró el también exmundialista (Proceso 1785).
Apestado
El teniente Flores, quien se encontraba en el piso de la élite empresarial cuando se desató la balacera, se ha convertido en un personaje indeseado. Su nombre huele a peligro y su presencia amedrenta incluso a los propios elementos de la seguridad privada del estadio, quienes prefieren darle la vuelta.
Además, un directivo del club santista sugirió que Flores ya no se presente al inmueble porque su presencia es un imán para los grupos criminales que lo tienen en la mira. No obstante, el alcalde Eduardo Olmos no comparte esa idea.
Por el contrario, ensalza los logros del militar. Afirma que desde que está al frente de la corporación –asumió el cargo el pasado 15 de marzo– tiene un récord de 119 personas detenidas y consignadas ante el Ministerio Público de la federación. El 60% de esos arrestos han sido por posesión de droga y 30% por hechos delictuosos. “Ha sido un coadyuvante impresionante, creo que el más efectivo que ha tenido la federación en temas del fuero federal”, dice el alcalde Olmos.
En lo que va del año la Policía Municipal ha recibido 58 ataques por parte de la delincuencia organizada. El resultado: 50 oficiales heridos y 18 fallecidos. “Lo único que pedimos es que haya reciprocidad del gobierno federal en torno al esfuerzo que estamos generando a librar la guerra que ellos empezaron”, pide Olmos.
Además, adelanta que volverá a implementarse un sistema de seguridad similar al instalado durante la pasada Copa del Mundo Sub-17 en el estadio Nuevo Corona. “Para ello será necesario, en esta clase de eventos, la presencia también de las fuerzas federales y estatales. De alguna manera necesitamos afinar la coordinación entre todos los órdenes de gobierno para generar resultados y que la próxima nota nacional sea la desarticulación de alguna célula o banda en la región, no los hechos que provocan estas células. Desde hace cuatro o cinco años no tenemos en La Laguna una desarticulación fuerte de ese tipo”.
Plantea que son dos los grupos delictivos que se disputan el territorio de la Comarca Lagunera: Los Zetas y el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán. En esta virulenta región, refiere, se han registrado en el último año 412 muertes ante la fiscalía general del estado, de las cuales 70% ocurrieron en un esquema de ajustes de cuentas entre grupos antagónicos.
El alcalde reflexiona: “Hay momentos en que nos sentimos solos. El Ejército ha sido el único, quizá, que ha demostrado su solidaridad de manera permanente”.
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